Hacia mediados de los setenta, mis padres decidieron que era el momento de alquilar un apartamento en un pueblo costero cerca de Barcelona. Cuatro años eran demasiados en el camping donde me había perdido varias veces. No podré agradecer lo suficiente a mis padres que nos llevaran allí. Me crie en la calle, silbando cual cabreros para quedar con los coleguillas del barrio, jugando al futbol entre ventanas puestas en peligro, coches (que si había que tirar un penalti y parar la circulación, pues se hacía) y basura. Y jugando descalzos; tenía tantas durezas en los pies que rompía los zapatos por dentro antes que por fuera.
En el mismo rellano del apartamento había una pareja, él era un tipo callado, diría que tímido pero que iba a saber yo si tenía conocimiento para andar y hablar a la vez y no caerme. Este vecino venía andando del trabajo cada día, incluso festivos. Un día lo vimos en un camión con una cuba detrás, enorme. “Desatascos Pere i Ángel”. Se dedican, y lo digo en presente porque ahora son una especie de imperio, a vaciar fosas sépticas y a desatascar alcantarillas. Es decir, viven de las mierdas de la gente.
Llevo un rato intentándolo y no me acuerdo porque me ha venido esto a la cabeza. Ni idea, sólo estaba pensando en aquellos que nos dedicamos a acompañar a gente en su búsqueda de mejoras personales. No sé, no se me ocurre, seguro que los que me leéis tenéis alguna idea. Si es así, escribidme…
Pues andaba yo pensando, no tanto en los que nos dedicamos a esto, ya sea cómo quieras llamarte: coach, terapeuta, acompañante, chamán, iluminado, psicólogo (ah no, perdonad, que estos tienen un título oficial). Pensaba en aquellos que se dedican a enseñarte a cómo conseguir clientes. Creo en el márketing, creo firmemente que nos estamos vendiendo todo el día. Y no ya nuestro producto si no a nosotros mismos, da igual el sitio, ya sea en el gimnasio, saludando a tus vecinos, comprando el pan. Estamos en plena venta. Nosotros somos el producto.
Y no me refiero sólo a los que acompañamos a personas con sus cosas (lo tengo en la punta de la lengua de porqué os hablaba de mi niñez…es igual ya me saldrá). En cualquier trabajo vendemos nuestra “marca personal”. ¿O no es una promoción enviar un CV a cualquier oferta de trabajo? ¿Qué vendes? A ti. ¿O cuando intentas ligar que estás promocionando? A ti.
En esta promoción hay dos palabras que me apasionan, de hecho me dedico a esto, persuasión y manipulación. Pero ya os hablaré de ellas en posts sucesivos que dan para mucho. Sólo unos titulares para que os hagan reflexionar; o no, es cosa tuya: Persuasión, conseguir que alguien haga algo que, de alguna manera, quiere hacer en beneficio de los dos. Manipulación, conseguir que alguien haga algo que no quiere hacer, o si, en beneficio mío.
Volviendo a los que quieren vendernos la manera de conseguir más clientes (o cómo tú les llames). Me cuesta llegar a mis potenciales clientes porque no tengo las técnicas suficientemente integradas en mi trabajo. A veces, nos creemos que llegarán por obra de algún ser superior que se dará cuenta lo bueno que somos haciendo lo que hacemos; va a ser que no, he asumido que la mayor parte de mi trabajo será de promoción, de crear necesidad, de hacer visible mi talento (obsérvese que no he puesto adjetivo a talento, para aquellos que estén hablando ahora de mi ego). Y estoy dispuesto, de hecho lo estoy haciendo, de recibir formación/ayuda de gente que sabe, y que a la vez he conectado con su manera de hacer, con su esencia, con su energía. Porque a mí me cuesta creer en aquellos que anuncian “Gana diez mil euros al mes con tu web”, “consigue 100 clientes en la primera semana”. No es que no crea que se pueda hacer, seguro que hay gente que lo consigue. De hecho conozco alguno pero ¿qué pasaría si todos lo consiguiéramos? ¿No es un método tan fácil de aplicar? Pues, nada, todos a conseguir clientes a lo bestia y a dedicarnos al crecimiento personal. Así, puede que tuviéramos que cortarnos nosotros el pelo, quemar nuestra propia basura o construirnos nuestros coches o casas. En fin, milagros algunos y por eso son milagros.
Vale iluminado, entonces ¿cómo conseguimos que haya gente que nos “compre”? Ni idea, yo sólo sé que voy a ir probando cosas, viendo que da resultados y que no, arriesgando dentro de mi baremo de riesgo, apoyándome en aquellos que me quieran a su lado y me aporten algo más que compañía. Y no voy a venderos la idea, no hago esto; si quieres saber pregunta, es gratis.
Una de regalo. ¿Te imaginas un sitio donde puedas ver y oír como la gente no sabe que tiene un problema pero que es claro y evidente? Un sitio donde todos los problemas están expuestos tipo frutería, a la vista. Parece genial, ¿verdad? Pues este sitio existe. Para los que hacéis seguimiento de problemas de pareja, no de problemas graves, sino de discusiones por tonterías que se acumulan hasta no poder ver el horizonte. ¿Quieres hacerte de oro? Reparte tarjetas un sábado en Ikea. De nada
Salut!!
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